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7a+

Lejos, muy lejos. Tan lejos como para no verte
pero sabiendo que existes.
Quieta, callada, siempre en el mismo lugar, sin importar lo que pase.
Siempre ahi.
Te escondes entre paredes que son como tú.
Buscas pasar desapercibida,
pero eso no es posible.
Hay en ti algo especial que nos inquieta
nos absorve, algo mágico que nos hechiza
y eso...
sencillamente no puedes evitarlo.
Y en efecto, inquieto, absorto, hechizado...
a tus pies me encuentro dispuesto de nuevo
a intentar lo imposible... conquistarte.
Miro tu piel de caliza, fría, áspera y dura...
pareces no tener una sola fisura, no se por donde empezar.
Con suavidad y firmeza
agarrado a mi fe comienzo a subir
consciente de que busco algo
que muy pocos han conseguido
y que sólo tú puedes permitir.
Adherencia, no perder el equilibrio
cuando el desplome me empuje y me cuelgue de ti
solo con la yema de mis dedos.
Tensión, equilibrio,sudor.... miedo.
Paso la cuerda por el mosquetón y por un segundo respiro.
Ahora el tiempo no existe como tal, se mide por gestos:
un agarre, un bloqueo, una lanzada...
cualquier cosa por seguir abrazado a tu cuerpo
por evitar tu rechazo y salvar la derrota
que supone ser atraido por el vacío.
Y es justo ahora, a 30 metros del suelo, cuando recapacito
y por fín lo comprendo...
No han sido solamente 30 metros, no. Han sido miles,
miles desde la primera vez que mis dedos tocaron una presa,
cuando logré la primera ascensión, la primera caída, los miedos
las frustraciones, caer y volver a subir, volver a intentarlo
porque como bien sabes
lo importante no es llegar a la cima,
lo que importa es no dejar jamás de subir, de ascender
ascender escalando, erguido, con orgullo
y sin avergonzarme de mis anteriores errores.
Escalando erguido, eso es, como ha de ser todo en la vida, erguido... dejad que trepen los gusanos.
A 30 metros del suelo no busco fama ni gloria,
mi única recompensa es estar por fin a tu altura, contemplar el mundo
y disfrutar del momento.
Ahora, a 30 metros del suelo, a escasos 30 centimetros de esa cima imposible
ahora es cuando tengo que darlo todo.
Un despiste, un gesto mal dado, la más leve precipitación, el más leve retraso...
y comprenderé lo que significan esos 30 centímetros...
Pero no será hoy.
Es el último paso compañero...
dame cuerda...
dame esos 30 centimetros de cuerda...
Santa

2 comentarios:

Anónimo dijo...

joeee, un poeta que tenemos los pimpinellas que ya quisieran mucho. este blog va para arriba!!!!
pimpinella Edu

Taillón dijo...

SerPa no tiene palabras. Pa que vayais pensando en cambiar los motes ;-)
Reverencias a SerSan y un saludo al resto